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Existen varias razones por las cuales un perro puede ladrar. Sabemos que sin importar el motivo, esta conducta puede llegar a ser muy molesta o incómoda para las personas. Si alguna vez te has preguntado por qué ladra tu perro o el de tus vecinos, en este artículo te daremos la respuesta. También te brindaremos algunos consejos básicos para aminorar esta conducta.

El motivo o finalidad por las cuales llega a ladrar un perro pueden ser diversas entre los diferentes individuos, pero básicamente  se engloban  entre las siguientes categorías:

Para comunicarse: el perro es un animal social que necesita comunicarse con su “manada” (personas u otros perros). Usa los ladridos como medio para pedir alimento, agua, refugio, etc. Incluso llega a ladrar cuando quiere jugar. Siempre es importante prestar atención a este tipo de ladridos, ya que generalmente tratan de comunicar algo importante para ellos. Por ejemplo,  que tiene hambre o sed y que sus platos están vacíos, que tiene demasiado frío o calor, que necesita de ayuda. Si las necesidades son legítimas, sus ladridos deben considerarse aceptables. Una vez cubiertas, el perro dejará de ladrar.

Para alertar: los perros suelen ladrar para avisar sobre la llegada o aparición de una persona, animal, objeto, sonido, olor o algo que sea nuevo o desconocido para él. Generalmente, este tipo de conducta se valora y genera confianza, sobre todo cuando se trata de un peligro. Sin embargo, puede ser la antesala de conducta evasiva por miedo o de un ataque.


 

Para conseguir atención: los perros aprenden rápidamente cómo obtener atención por parte de las personas que los rodean. Cuando ellos ladran, sin importar el motivo, generalmente llaman la atención de sus propietarios, estos a su vez refuerzan la conducta, inconscientemente, al intentar silenciarlos.  

Uno de los casos más extremos se observa cuando el perro presenta ansiedad por separación. Cuando dejamos a un perro solo, éste puede experimentar un nivel de frustración debido a la separación o ausencia de su propietario, ladrando para aliviar la ansiedad que siente por quedarse solo. A su vez, este comportamiento hace que el propietario preste atención, y aunque no siempre la respuesta del propietario es satisfactoria, es mejor que seguir solo. En estos casos, se debe realizar un manejo integral para solucionar este trastorno conductual con asesoría de un veterinario o etólogo canino.

Por estados emocionales: los perros verbalizan sus emociones de modo parecido a cómo lo hacen las personas. Suelen ladrar, por ejemplo, mientras juega y se emociona o mientras espera algo que les entusiasma. La frustración también puede causar que el perro ladre, como cuando quiere algo que percibe, ya sea mediante la visión o el olfato, pero no está a su alcance. 

Cabe mencionar que algunas razas, como la mayoría de los perros de tamaño pequeño, son más propensas a ladrar, debido a que tienen cierta predisposición genética al poseer un umbral de reflejo más bajo en comparación con otras. 

 

Consejos para disminuir los ladridos

Es benéfico, tanto para los perros como para las personas, que los propietarios comprendan las causas y respuestas humanas adecuadas ante los ladridos. Ante cualquier situación, es primordial  tratar de identificar la causa de la conducta para poder determinar si es un ladrido que debe controlarse o permitirse. Siempre se debe tomar en cuenta que los ladridos son parte del proceso de comunicación, propio y natural, de esta especie.

Si el ladrido se deriva de una situación que alerta sobre un peligro o pretenda satisfacer una necesidad básica, lo mejor es atender el requerimiento del perro. En muchas ocasiones, basta con eliminar el factor que causa el ladrido para hacer que cese. Si esto no es posible, desvié su atención hacia otra cosa, hasta que se acostumbre y comprenda que “el agente causal” no representa un factor alarmante.

Si estamos ante un capricho o ladrido injustificado, como por ejemplo cuando el perro quiere conseguir atención, la mejor solución ante esto, es ignorar los ladridos aunque estos sean molestos, y apreciar o premiar las conductas donde el perro se muestre tranquilo y calmado. 

Básicamente, con los ladridos o con cualquier otra conducta, todos los propietarios deben elogiar el comportamiento positivo e ignorar o desviar el negativo.  Para un perro, ser ignorado es desagradable, por lo que el animal aprende rápidamente que para obtener atenciones deberá repetir ciertos comportamientos y abstenerse de otros.

Texto: MMVZ Carolina Penélope Torres

Estilo: MBA Paola Gúzman Salaya

Diseño: Janet Tawil Saba

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